Para ser honrado no voy a decir que la ruta no me gusto nada porque no seria justo, el hecho de llevar muchas semanas sin salir, practicando el sillonbol a causa del mal tiempo y distintos problema físicos hicieron que para mi esta ruta en los dos tramos de subida se me hicieran un autentico infierno, pero la verdad es que es una ruta que una vez hecha dudo mucho que vuelva a repetirla a no ser que sea por algún tipo de compromiso.
Me encanta Morella no lo voy a negar, su historia, su emplazamiento hacen que me apunte a casi cualquier cosa que ocurra por allí, y cuando mi mujer me dijo que el S.M.E organizaba una ruta y que ella quería ir ni me lo pensé, me acerque a las oficinas y reserve dos plazas, la verdad es que todas las rutas a las que he asistido tanto con el c.e. de Vila-real, como las del C.E. Burriana han tenido para mi siempre algo especial, la experiencia de los guias, al variar las rutas de forma que visitabas puntos que no visitas habitualmente al hacer una ruta marcada, el conocimiento de anécdotas y las historias que se cuentan sobre tal o cual punto o la razón de porque tal o cual cima recibe un nombre son valores añadidos que para mi no tienen precio.
En este ocasión los guias fueron tan amables o mas que en cualquier ocasión y tuvieron la santa paciencia de esperarme cuando en uno de los tramos de subida no podía mas y me tuve que sentar un rato a recuperar el aire y es que la edad no perdona y los kilos de mas todavía menos.
La razón de mi desencanto es la ruta en si, tras un comienzo la mar de agradable bajando de Morella por la parte de fuera de la muralla llegamos tras cruzar la carretera al rió Bergantes que pasamos por un puente a medio construir o sencillamente chafando por el agua y comenzamos una ascensión de unos dos kilómetros, hasta llegar a una altiplanicie donde caminaremos por pastos de vacas durante unos cuatro o cinco kilómetros por pistas de tierra circulando como si de un compás se tratara de forma equidistante de Morella de forma que la podemos observar desde casi todos los ángulos e iremos abriendo y cerrando las vallas del ganado y caminando con cuidado de pisar ningún «rastro» de vaca.
Al llegar a la falda de la Mola comenzamos una ascensión de unos tres o cuatro kilómetros hasta casi llegar a lo mas alto de la mola la cual rodearemos hasta ver Forcall (quizás este tramo fue lo que mas me gusto) para comenzar un descenso un poco accidentado al principio pero bastante rápido después y hormigonado al final hasta llegar a la Ermita de la Consolacion en Forcall, de allí tras cruzar la carretera por una senda paralela al río , cruzamos el río pasando por unas piedras llegar a Forcall y a la tan merecida bebida fresca.
En fin una ruta muy seca, con poca sombra, y bastante larga para lo que hay que ver.