La mafia de las sombrillas

Desde hace unos años en un pueblo cerca del mar del cual no voy a decir el nombre pero en el que veraneó desde que no tenía edad más que para ir en bicicleta, la tarea de ir a la playa con los niños y ponerte cerca de la orilla para poder controlar los niños es un auténtica «mission imposible».

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Imaginad una playa desierta ( todo lo desierta que puede estar una playa de un pueblo de costa turística del Mediterráneo en pleno mes de julio y agosto) cuando apenas esta amaneciendo y de repente comienza a sonar los acordes de la música de Danny Elfman con los acordes de Mission Impossible » tun, tun…. Tun tun tun tirori tiroriiiiiiii» y como sí de un documental de Félix Rodríguez de La Fuente comienzan a aparecer el homo sombrillero ( me niego a llamarlos por el gentilicio de cierta capital de nación que empieza por M por que hay de todas las provincias y de todo tipo de niveles desde otras capitales a aldeas cuyos nombres no soy capaz de recordar.

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El homo sombrillero de distintas edades y colores de plumaje sabe que sólo hay unos metros de valor en la playa y tiene la genética necesidad de plantar silla y sombrilla lo más cerca posible del agua ocupando el máximo espacio posible y dejando en la arena el máximo montón de trastos que delimiten su territorio, es su terreno y lo ha ganado con sudor y sombrilla.

Tras el duro esfuerzo realizado y no es casualidad que las fotos que pongo sean de sombrillas vacías, el homo sombrillero no se relaja toma el sol y la brisa marina, sino que en un alarde de potencia se prepara para otros combates como puedan ser el aparcar un coche (el más grande posible) en el atestado parking de un súper, colarse en la cola del pan, o su favorita que es cerveza en mano en el bar a grito «pelado» intentar convencer a sus congéneres de como el en una semana arreglaba la delincuencia, el paro y conseguía la décima copa de Europa para su club de toda la vida, las descripciones de lo que haría con los catalanes y valencianos lo dejo aparté ya se lo arregla el camarero del bar tirándole algo asqueroso en la bebida o acordándose de su muy respetable padre mientras le sonríe con cara de darle la razón.

Llega el mediodía, la hora que todos los dermatólogos recomiendan no estar al sol y ese es el momento que el homo sombrillero debe ir a tomar posesión de su terreno y todo el grupo en bloque, llegados a su sitio si consideran que alguien ha traspasado su perímetro de seguridad y siempre hay alguien aunque esté a más de cinco metros de ellos comienza el ataque.

La primera orda son los nietos/hijos asilvestrados que se encargarán de mojar y salpicar a cualquiera molestando al máximo.

La segunda orda y dependiendo de las edades es el radio-cd-mp3 en el que el Dj del grupo decide que música va a escuchar el resto de la playa porque los auriculares es un invento de drogadictos y que deja sordos a los jóvenes.

La tercera orda son los juegos de pelota, raquetas y pistolas de agua porque la playa es enorme pero si podemos hacerlo delante nuestro y molestar mejor .

Con todo esto seguro que algún tranquilo veraneante ha llegado al límite de su paciencia ha recogido los trastos y se ha ido, pero queda una opción más, el pobre hombre o mujer se le ocurre pedir que le dejen de molestar y entonces aparece la cuarta orda……

Los hombres gallo….. que son la digievolucion del hombre sombrillero son los mismos tipos que caminan con el pecho hacia fuera y los brazos hacia atrás en posición agresiva bramando sobre la mala educación por quejarte y preguntándote sí te crees que la playa es tuya (ellos tienen claro que es suya) y buscando la confrontación mientras otros hombres gallo se acercan conscientes de que como en toda sociedad mafiosa el grupo tiene que machacar al individuo que no respeta su autoridad oficiosa.

En ocasiones, pocas eso si, el tema llega a las manos y le toca intervenir a una policía municipal que ya está hasta las narices del tema, pero la mafia ha conseguido su fin, un turista más que no se acercara a su zona, pero quizás un turista menos que vendrá el próximo año.

Y esto no es nuevo en Benidorm ya ocurrió y tuvieron que poner normas y
multas…..¿Para cuándo aquí?

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